Atlético de Madrid-Levante UD (3-1): Demasiado Griezmann para tan poco rival

El atacante francés del Atlético de Madrid protagonizó una nueva victoria colchonera, esta vez frente a un Levante que reaccionó demasiado tarde.

Redactor Jefe | 04 ENE. 2015 | 00:33

El gol de Nabil El Zhar en la segunda mitad, con 2-0 favorable al Atlético de Madrid, hizo soñar al Levante UD con sacar algo positivo de su visita al estadio Vicente Calderón. Pero enfrente estuvo un inspirado Antoine Griezmann, quien se alió con Godín y entre ambos acabaron con las ilusiones 'granotas'. Un nueva derrota de los de Alcaraz, esta vez por 3-1, y a seguir pensando en el miedo que da la cercanía de los puestos de descenso en la Liga española.

En el fútbol hay certezas que son indiscutibles, pero en su desarrollo también hay espacio para su antagonismo; las incertezas. Quizás el relato de la confrontación entre el Atlético de Madrid y el Levante permita ilustrar este tipo de tendencias tan presentes en el cómputo general de las confrontaciones disputadas sobre el verde. Nadie como Griezmann para capitalizar el capítulo que afecta a las certezas. Parece del todo irrefutable que atraviesa por un estado de forma sideral en las últimas semanas de la competición.

Concluyó el año celebrando goles y entró en el nuevo de idéntica manera. Griezmann, un vendaval huracanado, tiene capacidad de decisión sobre el juego colectivo y también de intimidación, principalmente en las acciones aéreas a pesar de su evidente falta de centímetros para dominar ese episodio del juego.

El Atlético de Madrid, asido a su bandera, y a sus botas, encontró resquicios por los que colarse y resquebrajar la tupida retaguardia azulgrana y goles para solucionar un partido que pareció totalmente domesticado por la sociedad local en el arranque de la segunda parte, pero que el Levante fue capaz de discutir tras la diana de Nabil El Zhar. Son las incertezas que, en ocasiones, surgen durante los enfrentamientos.

Quizás cuando más empinado y escarpado parecía el encuentro emergió la casta azulgrana para tratar de retomar un choque que descarriló definitivamente tras el gol de Godín ya en los minutos finales de la cita. Es evidente que el gol sepultó las ilusiones granotas. No parece una misión sencilla desestructurar a la escuadra de Simeone sobre el verde del Estadio Vicente Calderón. Durante algo más de veinte minutos el Levante lo logró. El bloque azulgrana no se desconectó del encuentro, pese a las apariciones letales del atacante francés muy vivaracho para adelantarse a los defensores y anotar los dos primeros tantos del duelo.

El Levante fue creciendo en autoestima en la fase intermedia del episodio definitivo. Cuando más complejo parecía retomar el pulso del partido comenzó a cercar las inmediaciones del área de Moyà. Entre el arquero y un defensor desactivaron un remate de gol de Casadesús. En realidad se estaba escribiendo el prólogo del gol.

El balón llegó hasta a Iván situado en la corona del área aunque algo escorado. Su disparo lo acarició lo justo Nabil El Zhar para cambiar su sentido y trayectoria y situar al bloque de Lucas Acaraz en el partido. Fueron los momentos de mayor determinación blaugrana. Las posesiones granotas fueron más largas y su fútbol más simétrico y concluyente. El Atlético perdió la posesión del esférico en esa fase y se recluyó sobre el arco de Moyà. Diop y Sissoko se imponían en la medular y conectaban con los flancos para confirmar que era posible cambiar el signo del encuentro. Y Lucas Alcaraz movía el banquillo para incluir a Barral en el verde en detrimento de Nikos.

La apuesta parecía clara y convencida. Llegados a ese punto de la narración había que echar la vista atrás. El Levante trataba de neutralizar una ventaja propiciada por el fútbol diferenciador del futbolista francés.

Griezmann ha mutado desde que viste la elástica colchonera. Nunca hubo dudas sobre su calidad. Ahora trufa esa condición con infinidad de kilómetros sobre el tapete y es el primero en ofrecerse en la recuperación del balón. Son distintos indicativos exponenciales de su crecimiento com futbolista. Griezmann fue indetectable situado en ese espacio ingobernable entre los mediocentros y la retaguardia granota. Rasgó, junto a Arda, las dos líneas propuestas por Lucas Alcaraz, básicamente en el primer acto del enfrentamiento.

Su actuación fue soberbia y poliédrica en su ejecución. Canalizó el juego, desde muy diversos prismas, comandó contras letales y se impuso en las acciones aéreas. Y alimentó el debate establecido tras la llegada de Fernando Torres.