Se cumplen 10 años de la liga del Valencia en Sevilla

Recordamos el partido en Sevilla y repasamos la última liga ganada por el conjunto valencianista hace nada menos que diez años

Jose Hernández | 09 MAY. 2014 | 09:48

Se cumplen 10 años de la sexta liga ganada por el Valencia en el estadio Sánchez Pizjuán de Sevilla. El 9 de mayo de 2004, el equipo entrenado por Rafael Benítez conquistaba un título histórico que hoy recordamos.

El Valencia vivió en Sevilla la culminación de un sueño, un título de liga que coronó el periodo más brillante de la historia reciente del club. Junto a los mágicos años cuarenta en los que el Valencia más bronco y copero dominó la escena nacional, el lustro 1999-2004 se enmarca por méritos propios con distintivo de gloria. En Sevilla el Valencia podía ganar la liga gracias a un nuevo tropiezo del Real Madrid el día anterior. Una victoria del Mallorca en el Bernabeu encendió las luces de un anticipado alirón. Y el Valencia no falló.

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No solía hacerlo el equipo de Benítez en las grandes ocasiones, porque si de algo disfrutaba aquella plantilla era de una fortaleza mental a prueba de golpes. Un poder labrado en partidos grandes y derrotas durísimas. El Valencia de Benítez era la obra perfeccionada de un equipo que tenía en la calidad y profesionalidad de sus jugadores su gran activo. Aquel Valencia embrionario que comenzó a fabricarse con Claudio Ranieri y que terminó jugando dos finales de la Champions League tiempo después, se había convertido en el orgullo de una ciudad entregada al fútbol.

Un equipo que pese a perder a algunas de sus figuras y no contar con los fichajes de relumbrón de otros clubes, supo rentabilizar al máximo sus armas con el espíritu de superación como referente.

Aquel Valencia demostró durante años que el inconformismo es la base del éxito, y que la comunión perfecta con la afición llegó gracias a esos momentos en los que el equipo ofreció mucho más de lo que cualquiera podía esperar. El Valencia de Benítez no lo tuvo fácil en su lucha, y en el camino se quedaron muchas batallas. Los dífíciles partidos en el Santiago Bernabeu cargados de errores arbitrales y aderezados de tinta, las declaraciones cruzadas, los problemas internos entre entrenador y directiva.

En el Valencia no había grandes estrellas que marcaran la diferencia, eso sí, no existían jugadores que no dieran la talla. La fórmula de rotaciones impuesta por Benítez funcionó a la perfección y tuvo su mayor incidencia en una última parte de la temporada triunfal. Desde la derrota en Turquía el fatídico 11 de marzo de 2004 (octavos de final de la Copa de la UEFA), el Valencia encadenó una serie de 14 partidos consecutivos sin perder en competición oficial. Desde marzo al final de la temporada solo perdió dos encuentros, en las dos intrascendentes últimas jornadas con el título ya en el bolsillo.

El Valencia se hizo con el liderato el domingo de pascua del año 2004 con un gol en Zaragoza de Miguel Ángel Angulo; ya no lo soltaría hasta final de temporada. Más tarde la épica se apoderó de Mestalla en un empate con sabor a victoria ante la Real Sociedad. Aquella tarde, como había ocurrido ante el Espanyol dos años antes, equipo y afición percibieron que el título no se escaparía.

En plena lucha por el campeonato la Real consiguió adelantarse con dos goles a menos de media hora para el final. Xabi Alonso marcó el primero y Karpin el segundo con un polémico penalti.El 0-2 suponía un auténtico mazazo para el aspirante a ser campeón. Pero una reacción heroica llevó a los hombres de Benítez a acortar distancia primero y empatar el encuentro al borde del final con un espléndido tanto de Mista; 2-2, un punto que sirve para igualar a 70 con el Real Madrid en la cabeza de la liga. El 6 de mayo el Valencia se clasificaba para la final de la Copa de la UEFA, y tres días después, el título de liga llegaba en una histórica tarde en Sevilla.

Si en 1999 el valencianismo había celebrado con pasión en La Cartuja la conquista de un título dos décadas después (la copa), la ciudad hispalense volvía a cruzarse en la historia del club para que sus aficionados disfrutasen de una liga solo dos años más tarde de la anterior. Vicente inauguró el marcador y besó el escudo bordado en la camiseta naranja para adelantar al líder.

Un Valencia perfecto en el corte y sincronizado en la salida maniató por completo a su rival. Impotente, el Sevilla de Caparrós perdió la batalla ante el mejor equipo del momento (así lo reconoció el propio técnico en la rueda de prensa posterior). Un magistral Ayala no dio opción a los delanteros rivales, mientras que Albelda y Baraja controlaban la medular como de costumbre.

Fue precisamente el vallisoletano, que saltó al campo en el segundo tiempo, quien pondría la guinda al partido, el hombre que con su gol a falta de un minuto aseguró el título para los discípulos del profesor Benítez. Hoy se cumple una década de la liga de Sevilla, la culminación del sueño del valencianismo.

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