El único "ista" que vale es ser valencianista

La visión de Toni Hernández

Toni Hernández | 29 ENE. 2014 | 12:25

El Valencia Club de Fútbol, Sociedad Anónima Deportiva, es decir, todo el Valencia, está viviendo momentos de tensión extrema, quizá necesaria para terminar de una vez y para siempre con unos problemas que se arrastran décadas, y que alguna vez se tienen que acabar, como la deuda histórica, e histérica, con Bankia, que sin duda se aprovecha de la coyuntura para apretar, y que en esto se juega más de 300 millones de euros, el nuevo Mestalla, que debe concluirse porque es el futuro del club, y una estabilidad social que debe ser la base, junto a la estabilidad económica, del Valencia del futuro. Incluso del presente más inmediato, que falta hace.

Esta realidad es tan innegable como que el sol sale por las mañanas. Y aquí, lo único importante es el bien del Valencia, el futuro de la entidad. El buen futuro de la entidad. No se trata de vivir el presente como se pueda, al estilo de Manolo Llorente, quizá una de las etapas más negras del club, con la mentira de la ruina que no era tal, la amortización de la deuda, que tampoco era así, o la venta de los mejores jugadores a cambio de otros que no les llegaban ni a la suela del zapato, que por desgracia, esto si fue de este modo.

Se trata de poner las bases del Valencia del futuro. Y en eso no hay bandos, no debe haberlos. En todo caso uno: el Valencia. Los egos personales, las ansias de poder, el afán de protagonismo, se lo guarda uno en su bolsillo, en sus calzoncillos, se lo deja en casita, y se pone a trabajar por el bien del club, sin mirar por él ni para él. Quizá, lo mejor para el club no sea lo mejor para algunos, y en ese punto, se establece la máxima del Capitán Spock: el bienestar de la mayoría supera el bienestar de la minoría, incluso el de uno mismo.

A mi, nadie me va a enseñar qué es el Valencia, cómo se vive, cómo se siente, cómo se disfruta, cómo se sufre. Nadie me va a decir qué es hacer sacrificios, esfuerzos, cambiar lo que es mejor para ti por lo que es mejor para el club. NADIE. No se lo voy a consentir a nadie. Y si, pienso como pienso, tengo mis ideas. Y hay gente con la que tengo más afinidad que con otra. Y si pienso distinto a algunos, muchos o pocos, pero eso no significa que sean mis enemigos, ni yo los suyos.

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Soy presidente de Huracán CF, que a muchos niveles es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Es mi hijo, así lo considero, igual que al Valencia mi padre. Y me siento enormemente orgulloso de lo que estamos haciendo, de cómo lo estamos haciendo, y de los pequeños grandes logros que estamos obteniendo. Y sueño permanentemente con vivir el peor día de vida, que será cuando se enfrenten Valencia y Huracán. Ese día seré tremendamente feliz, y lo pasaré terriblemente mal. Pero además soy periodista, me siento periodista y ejerzo de periodista. Y tengo mi visión de las cosas, de las personas, de las situaciones.

Quiero, deseo y sueño con lo mejor para el Valencia. Porque eso hace felices a cientos de miles de personas, a mucha gente que aprecio, que quiero, con la que he llorado de alegría y de pena. Pero odio y me asquean las guerras de intereses, las poses forzadas y forzosas. Me revienta soberamente cuando el club no actúa como toca, porque debe ser el referente para todos los demás. Y muchas veces, demasiadas, no lo es.

No conozco personalmente a Amadeo Salvo, no he hablado en mi vida con él. No tengo nada personal ni a favor ni en contra. Y le deseo que esa partida de truc que está jugando le salga bien… al Valencia. Porque esto no es sólo cargar contra Bankia o la Generalitat, con más motivo que menos, aunque por cierto, son los que le pusieron, esto va de aportar soluciones, las mejores para el Valencia, que quizá no sean las mejores para él. O si, porque eso, ni él lo sabe.

Durante mis años en la radio y en la televisión, que a veces me entran unas ganas terribles de volver, pero sé que acabaría discutiendo con el mundo entero, siempre usé una frase cuando se hablaba de ser “roigista”, “cortesista”, “ortisista”, “solerista” o “llorentista”, y hoy en día “salvista”: sólo hay un ista válido en esta ecuación, y es ser valencianista. E igual que hicieron otros grandes en la historia, como don Luis Casanova o don Julio de Miguel, primero va el club, y luego las personas que están de paso. Que las personas están de paso, pero el Valencia, si Dios quiere, estará siempre.