Emery y Valdano, muchas similitudes

El Valencia vuelve a jugar Europa ante el Betis

Jose Hernández | 22 ABR. 2012 | 11:04

En 1997, el banquillo del Valencia lo ocupaba un técnico con buen gusto hacia el trato de balón y preferencia por futbolistas de gran calidad técnica. Entre Jorge Valdano y Unai Emery existe cierta similitud, aunque llegaran de escuelas diferentes y caminos que se asemejan en muy poco.

Valdano no tuvo buenos resultados, ni en liga ni en competiciones coperas. A Emery, no se le pueden restar méritos en cuanto a sus actuaciones en el campeonato de la regularidad hasta el momento.

Pero podemos encontrar paralelismos entre aquella gris etapa y el Valencia actual. Por ejemplo: el equipo de 1996-97 cayó 2-0 ante el Schalke 04, en el partido de ida de una Copa de la UEFA en la que se tenían puestas muchas esperanzas. El ridículo del conjunto de Unai Emery esta semana ha superado a aquel resultado, aunque todavía le resta la oportunidad de conseguir lo que Valdano no pudo; remontar aquellos dos goles y obtener el billete a la siguiente ronda.

El Valencia de Jorge Valdano no solo no pudo remontar aquella eliminatoria, sino que fue capaz de perder otra en la Copa del Rey ante un segunda, cuando había ganado 0-2 en Las Palmas. A pesar del poco tiempo que el argentino entrenó al club, también se pueden establecer semejanzas en la actitud de los dos técnicos ante debacles similares.
Las excusas de Unai no distan tanto de la disparatada “derrota útil de Valdano”. Echar las culpas a la afición de los malos resultados no se encuentra tampoco tan lejos del “nuestro puesto histórico es el séptimo”; frase utilizada por el argentino para justificar la mala clasificación liguera.

Puestos a buscar paralelismos, Valdano y Unai Emery coincidieron en una arenga a sus jugadores; curiosamente antes de jugar frente al Betis, como este año.

En la temporada 1996-97, el Valencia apuraba sus últimas opciones de clasificación para la Copa de la UEFA de la siguiente campaña. Restaban cinco jornadas cuando se debía rendir visita al Hércules de Alicante, en un partido con un alto índice de tensión debido a la rivalidad regional, como más tarde pudo comprobarse.

El Valencia necesitaba los tres puntos, pero el partido no marchaba por la mejor dirección contra un equipo que estaba a punto de certificar su descenso a la segunda división. Con el 0-0 en el descanso, las cámaras pudieron grabar las palabras de Valdano a sus jugadores en el vestuario, al más puro estilo “Benito Floro en Lleida” pero con las inflexiones propias del diccionario “valdanista”.

“Si no ganan, no hay Copa de Europa. Este partido es importante para ustedes, porque sin esa victoria no jugarán Copa de Europa”.

Curiosa casualidad, palabras similares resuenan con fuerza en las tripas del valencianismo actual. Quince años más tarde, Unai Emery dirige una de sus últimas arengas a la plantilla y lo hace antes de jugar con el Betis, con unas palabras muy similares a las empleadas en su día por el sudamericano; “La Champions es para vosotros”.

En 1997 el discurso fue efectivo en parte, ya que los valencianistas ganaron a la heroica en el Rico Pérez, con dos goles de Farinós y Vlaovic. La afición “ché” no olvidará jamás aquel derbi por la agresividad de los aficionados blanquiazules.

En la jornada siguiente llegaba el Betis, pero el Valencia volvió a ser ese equipo sin alma, sin cuerpo y sin amor propio que se había visto durante toda la temporada.

Fue el día de Alfonso, que con sus botas blancas dio una lección futbolística sobre el rectángulo de Mestalla; un campo que sabe reconocer en ocasiones el buen hacer del equipo rival y así lo hizo con Alfonso Pérez, que recibió aplausos en la primera parte.

El Betis estuvo a punto de volver a ganar en Mestalla, algo que no consigue desde la campaña del descenso valencianista. En 1996-97 se llevó una victoria moral que condenó casi matemáticamente al Valencia a decir adiós a Europa; la despedida definitiva llegó en la jornada siguiente con una derrota ante el Rayo Vallecano.

El Betis vuelve a cruzarse en el camino del Valencia con una soflama de por medio, con un nuevo ridículo europeo en la espalda y con la presión de jugarse la temporada a cara de perro dentro de pocos días en la Europa League. La efectividad de las palabras de Unai Emery y el orgullo de un vestuario está en juego.