El crecimiento de Diego López en el Valencia debe comenzar ahora

En un arranque irregular y a la espera de los últimos refuerzos, la renovación de Diego López sirve como un pequeño estímulo. Tras recibir la confianza del club es el momento de ver al mejor Diego López

Jose Hernández | 27 AGO. 2025 | 08:00
Diego López y Corberán

En medio de un arranque de temporada dubitativo, el Valencia ha logrado un movimiento que trasciende lo meramente contractual: la renovación de Diego López. El extremo asturiano, formado en la cantera de Paterna, ha consolidado en apenas dos cursos una escalada meteórica en el primer equipo. Su continuidad no solo asegura talento y proyección, sino que también envía un mensaje de estabilidad y confianza en un momento en el que el entorno demanda señales claras de rumbo.

Diego López representa el modelo que el club quiere recuperar: futbolistas jóvenes, con ADN de la casa y con hambre por crecer (aunque en el camino demasiados han abandonado el barco). Su irrupción se produjo en un contexto complicado, cuando el equipo miraba de reojo al descenso, y lejos de arrugarse, aportó descaro, desborde y personalidad. Ese carácter es el que le ha permitido pasar de promesa a realidad, consolidándose en la rotación y ganarse la confianza de Mestalla con actuaciones que combinan trabajo sin balón y valentía para encarar rivales.

En una plantilla que todavía busca gol y regularidad, Diego puede aportar verticalidad y desequilibrio en la fase ofensiva, además de un sacrificio defensivo que encaja con la exigencia de Corberán. Su evolución táctica (cada vez más maduro en la toma de decisiones) lo convierte en un jugador capaz de marcar diferencias incluso en partidos cerrados.

El Valencia asegura patrimonio futbolístico y lanza un mensaje a su cantera: apostar por Paterna es posible y tiene recompensa. En un inicio de curso con tropiezos, el club se aferra a símbolos como Diego López o Javi Guerra para construir un futuro inmediato más sólido. Su crecimiento es también el de un proyecto que quiere sostenerse en pilares propios.