Las ganas de cierta parte del entorno de ver fracasar a jugadores en el Valencia

Que hay cierta parte del entorno del Valencia con ganas de que el equipo fracase es, como se dice ahora, un facto. Porque una cosa es pensar que los fichajes podrían haber sido mejores, que eso siempre se puede hacer, y otra estar esperando agazapados para sacudir con fuerza a aquellos que no la rompieron en el primer partido o que estuvieron mal, que eso, en este deporte, también pasa, y no pocas veces.

Que miremos todo con lupa es algo lógico, estamos aquí para eso y más después de los años que lleva Meriton con su política deportiva que más parece puesta en marcha por el enemigo que por nosotros mismos.

De supervivencia la llegó a tildar Ron Gourlay en su rueda de prensa, y yo me acordé y mucho de mim amigo Rubén Baraja, aunque ese agua ya no mueve molino por más asco que me den algunas cosas que sucedieron no hace tanto tiempo.

Hay ganas de que todo vaya mal porque eso conviene, porque si al Valencia le da por quedar séptimo este año, ojalá, la hoja de ruta se rompe, la dinámica del todo mal se rompe, las teorías sobre Mendes se rompen, la destrucción del club se rompe, la liquidación de la entidad se rompe… y eso son muchas cosas rotas.

No sé dónde vamos a llegar, y pienso, como la inmensa mayoría, que al menos nos faltan tres fichajes de nivel para poder tener aspiraciones serias, pero incluso si no viniera nadie más, no podría ver las cosas con esos ojos catastróficos y maléficos, más preparados para que todo salte por los aires que para darnos media alegría para el cuerpo, como si de eso fuéramos sobrados en los últimos tiempos.