Las expectativas con Carlos Corberán
El Valencia necesita continuidad en el banquillo, personalidad en la gestión y resultados en el campo. Corberán debe ser el punto de inflexión

Carlos Corberán ha aterrizado en Mestalla con una mezcla de respeto y prudencia. No ha levantado la voz ni ha pedido focos, pero su figura genera expectativas altas. No tanto por lo que ha prometido (porque no ha prometido nada), sino por lo que representa: método, orden y continuidad.
Se espera que sea un entrenador duradero
Después de años con banquillos inestables y ciclos rotos a mitad de camino, el valencianismo desea algo tan simple como inusual: un técnico que se quede durante más tiempo. Desde Marcelino, ningún entrenador ha conseguido asentar un proyecto a medio plazo. Baraja sobrevivió dos temporadas, pero siempre rodeado de dudas. Corberán llega con más margen y con la sensación de que, esta vez sí, hay voluntad de darle continuidad. El club necesita estabilidad y el vestuario, un rumbo fijo.
Evolución
En la segunda vuelta del curso pasado el equipo creció. No siempre ganó, pero mostró un patrón reconocible, especialmente ante rivales directos. La afición no exige milagros inmediatos, pero sí que el Valencia siga evolucionando. Que no se repita la historia de otros veranos: arranque débil, excusas y territorio cuesta arriba. Corberán tiene la credibilidad del trabajo bien hecho, y ahora le toca construir sobre eso. La exigencia será crecer desde el juego, sin depender del azar o los impulsos.
Personalidad
Otra de las claves será su capacidad para imponerse internamente. Con una propiedad tan particular como la de Peter Lim, ningún técnico lo ha tenido fácil. Pero Corberán tendrá que hacer valer su criterio. No desde el conflicto, sino desde la autoridad profesional. Si el club quiere que su palabra pese, deberá darle poder real. Y si el técnico quiere ser escuchado, deberá marcar los tiempos desde el primer día. La gestión de altas, bajas y renovaciones será su primer pulso.
Resultados
Y como siempre, todo quedará en palabras vacías si no llegan los puntos. La única forma de blindar un proyecto es ganar. Y el objetivo está claro: volver a Europa. No será sencillo, pero es necesario. Porque este club no se sostiene con proyectos como los vivividos en los últimos tiempos.