Corberán pone método, el club da señales… pero sin ambición declarada, el proyecto corre el riesgo de repetir los errores de siempre

Sin hacer ruido, Corberán empieza a dejar su huella en la planificación y recuerda, en parte, al inicio de ciclo que vivió Marcelino con el respaldo de Alemany

Jose Hernández | 16 JUN. 2025 | 08:00
Corberán

Las comparaciones son siempre arriesgadas, y en el Valencia más todavía. Pero si uno afina el recuerdo, algo en este verano empieza a sonar familiar aunque sea de manera lejana y esperanzadora. Carlos Corberán, sin levantar la voz ni exigir titulares, está ejerciendo una influencia real sobre la configuración del nuevo proyecto. Está convenciendo. Jugadores que antes dudaban están cerca de renovar, otros que reciben llamadas de fuera escuchan ahora lo que hay dentro. Y algún fichaje en marcha, aseguran, tiene su nombre como clave en la operación.

Con todas las distancias del mundo, el paralelismo más cercano nos lleva al verano de 2017. A la llegada de Marcelino García Toral. A aquel inicio de ciclo que encontró, en la convicción del técnico y el trabajo silencioso de Mateu Alemany, una fórmula que dio frutos inmediatos. Hoy, el contexto es otro. Menos músculo económico, más restricciones, una propiedad distante. Pero hay una constante que se repite: un entrenador que no pide ruido, sino control.

Corberán está marcando la pauta con firmeza. No exige perfiles por nombre, sino por función. Ha hablado directamente con jugadores, ha explicado su idea, y está logrando algo que en Valencia no es menor: que el futbolista crea en el proyecto. Su figura ya se percibe en los despachos. No como una figura decorativa, sino como una voz de peso real en decisiones deportivas. No es casual que Gourlay haya sido nombrado CEO con ese perfil ejecutivo que recuerda, en cierta forma, al papel que cumplía Alemany. Con él, el entrenador tenía respaldo y margen. Ahora, Corberán busca lo mismo.

El paralelismo no es garantía de nada. Pero si algo enseñó aquel verano es que cuando un entrenador convence, cuando se cree en lo que se construye, todo puede cambiar más rápido de lo que parece. Hoy, en Valencia, se empieza a notar. Discretamente. Pero se nota.

Y si esta vez el club tiene el valor de sostenerlo, puede que, como entonces, la convicción vuelva a transformarse en puntos.