Si el Valencia tiene 11 bajas, el problema deportivo es gigante

El Valencia está condenado a tener un equipo nuevo el año que viene, porque cuando se pueden marchar al menos 11 jugadores, y veremos cuántos son al final, estamos hablando de un cambio brutal en un grupo de veintipocos futbolistas. Se marchan los 6 cedidos, Jaume y Foulquier, no se cuenta con Canós y Guillamón, y hay varias ventas en boca de todos como Mosquera o Javi Guerra, de las que al menos alguna se cerrará con total seguridad.

Los números son muy claros y dejan muy poco espacio para la duda. Se buscan dos porteros, un lateral derecho, o dos, un central, o dos, dos medios centros, sino tres, dos extremos y otros delanteros. Una burrada que encima se tiene que acometer sin dinero, ya que Lim sigue sin dar un maldito OK ni a operaciones de futbolistas que llegaría libres en este mercado. Es quizá el verano donde más nos jugamos y al que que peor llegamos.

Corberán es la baza después de su buen trabajo, pero insisto en una máxima que es muy simple pero al mismo tiempo incontestable: sin buenos jugadores el entrenador está vendido, por muy bueno que sea. No sé qué sensaciones se tienen dentro, casi prefiero no saberlas, pero sí tengo lo que se respira fuera, y es miedo, mucho miedo, porque lo que viene es muy grande, y nadie tiene claro que se vaya a poder afrontar de la manera que toca.