Valencianistas de boquilla a los que les molesta no tener razón

Los valencianistas de boquilla, en muchos casos de pacotilla, me ponen de los nervios, y aunque a mi edad ya debería controlados estos instintos primarios, lo cierto es que no puedo, me superan, porque hay cosas que son tan evidentes, y que además dan tanta vergüenza, que cuando ocurren, lejos de pensar que estaba claro, lo que termino es cogiendo un cabreo de padre y señor mío.

Cuando todo ha ido mal en el Valencia, cuando apuntábamos a un descenso que era poco menos que seguro, los había que daban lecciones diestro y siniestro, que pontificaban con sus argumentos plagados de naftalina y rencor, y en los que manda por encima de todo tener razón y no el bien del Valencia.

Porque al final, el que es valencianista de corazón, lo es siempre, para bien y para mal, y cuando las cosas van de culo se preocupa, y se ocupa, de que vayan mejor, y cuando lo hacen, se alegra por encima de todo, porque es su equipo, es como alguien de su familia. Y a esos valencianistas de boquilla, y también de pacotilla, cuando el rumbo se endereza la cosa ya no les gusta, ya no les cuadra, ya no es lo mismo, porque ahí ya no pueden sacar pecho y decir que ellos ya lo habían dicho antes que nadie.

Antes no entendía esa forma de ser, ahora mismo, porque a mis años me puedo permitir ese lujo, la desprecio sin ningún temor, que ha sido demasiado tiempo guardando las formas y evitando las malas maneras que otros no han tenido el detalle de guardar. ¿Nombres? Esto no es el dedo acusador, pero es suficiente con mirar un poco alrededor de nuestro club y de lo que lo rodea, de quien lo rodea, para tener claro quién puede responder a este tipo de perfil. Y si digo la verdad, lo cierto es que me da hasta pena.