La amargura en cierta parte del entorno del Valencia
Corren unos tiempos que son duros, seguro, pero que al mismo tiempo estamos haciendo que sean muy complicados

Valencianistas poniendo peros y pegas a que el Valencia hubiera ganado en Madrid. De verdad que hay cosas que no entran en mi cabeza por más veces que las vea, porque encima es que son previsibles.
El sábado por la tarde el Valencia logra la victoria en el Bernabéu, y con el partido aún caliente, sale un grupo de gente, muy localizado, a recriminar que haya quien se alegre demasiado por la victoria del equipo, a poner peros, pegas, a hacer recriminaciones en un momento que puede ser para cualquier cosa, menos para eso.
Desde ese sector, repito, muy muy concreto, palos a determinadas personas, a determinados mensajes, siempre con la barra libre que han tenido durante estos años, y claro, después de mucho callar, aquí ya nadie les pone la otra mejilla sino que les planta cara, y eso, por supuesto, no les viene nada bien, pero nada nada bien.
No entro en si me alegro o me dejo de alegrar, porque realmente eso no tiene ninguna importancia, sino que veo refrendando algo que veía claro hace años, y es que ese discurso tenía las patas muy cortas, que no se puede ir siempre en contra de todo, que todo, por esencia, no puede estar mal, y que cuando quieres que les vaya mal a los que mandan y lo confundes con que al final le vaya mal al equipo, el efecto boomerang está mucho más que asegurado.
Y después de lo dicho sé que todo seguirá igual, y que antes o después volvemos a ganar, volveremos a sonríe, y desde el mismo sector saldrán las mismas cosas, porque al final eso es su gasolina para poder ser alguien en el entorno de este club.