Un cambio radical en el Valencia
Todo tiene que ser distinto, y tiene que serlo de forma inmediata, porque en caso contrario nos estaríamos terminando de condenar

En el Valencia debe darse un cambio radical, en todo el club, para que el año no acabe en el mayor desastre en 4 décadas. O quizá, por el contexto de la cosas, el mayor de todos los tiempos. Y lo cierto es que no hay nada que ayuda, ahora mismo, a ser optimistas, a buscar un halo de esperanza, porque si miramos a nuestro alrededor, y eso hay que hacerlo, sólo encontramos problemas, miseria, guerras, intereses…
Nada positivo, nada a lo que agarrarse. Pero de alguna forma, porque la vida, y el fútbol, son así, debemos seguir, debemos continuar, no nos podemos rendir.
Y no se trata de un interminable camino por el desierto que va a terminar mal, sino de buscar soluciones, de tratar que las cosas cambien, porque en caso contrario, no es que vayamos a bajar, que sería algo más que seguro, es que después no nos va a quedar club, y eso sí que no tendría perdón de Dios, porque sería una responsabilidad nuestra, de nadie más, y no habría Lim a quien echar la culpa de ello.
No sé lo que hay que hacer, todo lo que hacer, pero sí tengo claro todo lo que no, que aunque no es el remedio a todos los males, desde luego es un primer paso que se tiene que andar. Y claro que esto da pereza, y por supuesto que es lo mismo que el año pasado, y que el anterior, y así desde el maldito verano de 2019, y por desgracia, lo que nos queda.
Pero ese desierto hay que cruzarlo, no nos queda otra, porque si no lo hacemos no habrá mañana, no tendremos futuro, y eso se lo debemos a nuestros padres y abuelos por darnos este sentimiento, y a nuestros hijos y nuestros nietos porque no podemos dejarles sin él.