Ser del Valencia en días importantes

Ser del Valencia es uno de esos regalos que hace la vida que son maravillosos, aunque muchas veces no lo valores o termines de darte cuenta de lo que significa. Porque más allá de los goles y los triunfos, ser del Valencia, al menos en nuestro caso, es recordar a tus abuelos, especialmente yo a mi padre, y ahora generar recuerdos con mi hija que supondrán para ella lo mismo que para mi dentro de muchos años.

Cualquier día es bueno para ser del Valencia, haya o no haya un partido que jugar y que ganar, pero cuando se da lo segundo, y cuando toca llevarse el triunfo como sea, si cabe, mucho más aún. Hoy nos jugamos muchas cosas, igual que la semana que viene y la otra, pero esos días están por llegar, y hoy es hoy, y no estoy especialmente filosófico, sino más bien un poco asustado y bastante preocupado.

Es un día importante para el Valencia, que quizá dentro de un tiempo ni nos acordemos, buena señal porque será que hemos ganado, pero que marca el devenir del equipo en la peor temporada en Primera de todos los tiempos hasta el momento.

Es un día de cogerse fuerte, de agarrarse bien la mano, de no saltarla, de aguantar la respiración y de saber que, si somos del Valencia de forma irracional, en gran parte es por momentos como estos. No es lo ideal, no es lo que más me gusta, a nadie, pero es lo que tenemos que pelear con uñas y dientes. Y ojalá que esta pesadilla se vaya terminando, para no tener que volver a pasar por esto jamás.