El salto que debe dar Javi Guerra si quiere ser grande de verdad
En el fútbol hay muchas cosas además de jugar bien, tener clase y todo lo demás, y esos intangibles son los que marcan la diferencia

Ningún jugador puede vacilar a Javi Guerra, ni a nadie del Valencia, en Mestalla. Porque si alguien osa hacer tal cosa, la reacción debe ser la de comérselo vivo. La juventud es una excusa relativa, porque el de Gilet lleva 3 años en Primera, 44 partidos, que son 9 más que los que llevaba Rodrigo de Paul, a esa misma edad, en Primera División en España. No, en mi campo no me tose nadie, porque si lo hace, yo muerdo en la yugular.
Porque eso forja el carácter, y después explica muchas cosas, buenas y malas. No sólo hace falta tener calidad, que también, cuenta y mucho la cabeza, tenerla fuerte, más que el contrario, que igual es mejor que tú, pero no te puede superar en mentalidad. Que sí, que Javi aún tiene 21 años, que todo lo que queramos, pero estos procesos son así, deben ser así, y que nadie piense que es una crítica al chico, todo lo contrario, ha de ser un aprendizaje.
Salvarse también se hace desde el carácter fuerte, listo, pillo, canchero. Y ahí andamos cojos, huérfanos, y no nos queda más remedio que aprender a toda velocidad, como le toca hacerlo todo a esta generación de jugadores que se va forjando a base de impulsos y de necesidad. Estoy seguro, totalmente convencido, que lo que le pasó a Guerra el sábado pasado no le vuelve a suceder, y eso, sin duda, será bueno para todos, y sobre todo, para el Valencia.