Sufrir y el Valencia, dos conceptos cogidos de la mano
En lo que nos queda en las 16 jornadas que faltan, y además lo vamos a tener que hacer como animales, y pasando muchos malos momentos

El Valencia se va a salvar del descenso sufriendo como perros. Todos nosotros, jugadores, entrenador, afición, club. Todos. Es lo que nos hemos terminado ganando por un lado, y lo que nos toca por otro. No se puede tirar la toalla como lo hemos hecho durante semanas, porque eso es absurdo, además de un propio de una entidad luchadora por encima de todo. Ahora ha sido el Celta, el domingo será el Leganés, el día 15 el Villarreal, y así, hasta la 38.
No se da un un punto por perdido, no se hace otra vez lo de Barcelona ni por todo el oro del mundo, se pelea cada palmo de césped como si nos fuera la vida y si celebra cada gol como aquellos que no metimos en la prórroga de Milán hace ya casi un cuarto de siglo. Y sí, son para no bajar a Segunda, para evitar una vergüenza imperdonable, para intentar que no vuelva a suceder lo mismo que hace 40 años. Sí, no le demos más vueltas, es así.
Lo pasamos muy mal, pero que muy mal. Además, en mi caso fue algo curioso. Fin de semana de presentaciones falleras en un conocido hotel, en el que se hospedaba el Celta. Después de la comida, el partido. Varios falleros e invitados, que no nos conocíamos, delante de una pantalla. No sabíamos el nombre de nadie, pero en cuanto vimos el cartel con los 8 minutos de añadido y empezamos a gritar, tuvimos claro qué éramos. Sufrir. Pues claro.