No me gusta decirlo, pero el Valencia juega una final
Son expresiones que me parecen excesivas, y que desgastan de un manera tremenda, pero es que las cosas están así

El Valencia juega una final que tiene que ganar, y como concepto, ya es algo que no me gusta. Porque en la jornada 22, la que vamos a disputar, tener que emplear este discurso sólo quiere decir cosas negativas, y claro, no es plato de buen gusto para nadie.
Si perdemos no bajamos hoy, es obvio, y si ganamos no nos salvamos, de hecho ni salimos del descenso, pero es obvio que si nos llevamos la victoria, y más jugándose en Mestalla, la cosa tomará ya unos tintes en los que remontada épica será una calificativo que se puede quedar muy corto.
Y no se trata de añadir presión, creo que ya somos todos mayorcitos para saber lo que hay en juego, pero sí desde luego hay que incidir en que esta camiseta tiene un peso, una historia y una responsabilidad, que quien la porte, debe estar a al altura. Porque hoy no basta con dejárselo todo, que hace falta, sino que se tiene que ganar, por encima de cualquier otra cosa, por lo civil o por lo criminal, como diría Luis Aragonés.
Es muy posible que el tiempo del proteccionismo haya pasado ya, porque no nos queda margen, que lo hemos ido dilapidando estos meses. Debemos afrontar la situación como gente madura y hecha, cuando lo que más tenemos son críos. Pero es lo que hay, no podemos hacer otra cosa, y con estos bueyes debemos arar para que el Valencia siga vivo. Se me hace todo una montaña, imagino que como a la gran mayoría, pero hay que levantar la cabeza y echarle un par, o dará igual las jornadas que queden.