Matar a Corberán por un partido horrible del Valencia, no, claro que no
El de Cheste se equivocó, sin más, planteando una forma de jugar que supuso un suicio deportivo, pero sin más

Poner a parir a Carlos Corberán por el partido del Valencia en Barcelona es algo injusto. Sí, no estuvo bien, el plan salió peor que mal y posiblemente pecó de optimismo. Pero ya, no hay más que añadir salvo regodearnos en nuestra desgracia, que es algo que nos gusta mucho, como si no hubiera bastante con lo que cae, que necesitamos choparnos un poco más, flagelarnos hasta que nos sangren todas la heridas a más no poder.
Les buscamos arriba, nos hicieron polvo y nos cayeron siete. El sistema del entrenador no estuvo bien, pero el equipo estuvo peor, con lo que se juntaron peligrosamente el hambre con las ganas de comer. "Es como no respetar suficiente a la afición del Valencia CF ponerme a hablar del árbitro, en lugar de la autocrítica que uno tiene que hacer para corregir lo que ha sucedido. No hemos competido a la altura del nivel que tenemos y representamos", decía Corberán.
Y más razón no podía tener. Durante días hemos estado engordando la figura del entrenador sin ninguna necesidad. Y justo estos días vino lo de "estudiar en profundidad a Flick", que tampoco garantiza nada, como ya pudimos ver el domingo. Pensemos en lo importante y dejemos estar las lamentaciones, porque esas, si aún tenemos opciones, no nos van a sacar de los puestos de descenso. Es complicado, pero sólo cuenta el Celta.