Mestalla es el corazón del Valencia, y nosotros, su sangre
Nuestro estadio siempre será nuestra casa, la de abuelos, padres, hijos y nietos, y nosotros llevaremos su espíritu al nuevo

El Valencia se salvará gracias a Mestalla. De eso no nos cabe duda a nadie, pero ni hoy ni nunca. Ahora por no irnos a los infiernos, y otras muchas veces por conquistar la gloria. Cuando ese viejo cemento se pone a vibrar cobra vida, le puedes escuchar latir, sientes cómo tiembla la tierra.
En mi cabeza está grabado a sangre y fuego aquel partido contra el Espanyol de 2002, con los dos goles de Baraja, en los que llegué a creer de verdad que el campo salía volando, porque lo viví en el césped, al lado de nuestro banquillo, y fue lo más salvaje que he visto jamás. El valencianismo sabe muy bien lo que hay, lo que tiene que hacer, y desde luego, cómo tiene que hacerlo.
Porque desde luego, y eso nadie lo duda, Mestalla es el corazón del Valencia, desde hace más de 100 años, pero sin sangre es el valencianismo, que al fin y al cabo es la que le da esa magia que hace distintos los partidos, que genera esa atmósfera tan increíble, esa en la que nos hemos criado todos. Como hicieron nuestros padres, nuestros abuelos y también nuestros hijos.
Y nuestros nietos serán los que la leguen a la siguiente generación, porque serán el nexo de unión del pasado y del futuro, no lo olvidemos. Van a ser semanas de emociones a flor de piel, de sufrir mucho, como en la vida, pero tenemos que sacarlo, tenemos que conseguirlo. Como sea. Con Mestalla. Con el valencianismo.