Un día muy importante para el Valencia, mucho
A pesar de que el ambiente entre todos es poco menos que de entierro, sigue quedando tiempo, y a eso hay que aferrarse

El Valencia se juega muchas hoy en Cornellà contra el Espanyol, aunque haya un amplio sector del entorno que nos dé ya por descendidos, que sin duda tenemos pinta de ello, aunque queda mucho.
Hemos entrado en la peligrosa fase del todo vale, del “nos vamos a la mierda y se puede decir lo que sea”, y la verdad, quizá porque soy un iluso o porque sigo siendo el mismo niño que iba a Mestalla de la mano de su padre, creo que no todo está perdido, aunque vayamos a tener que sufrir como no hemos sufrido en la vida.
Insistir en la obligación de ganar de esta noche no es necesario, porque es obvio, que vamos últimos, que no sacamos los tres puntos lejos de Mestalla desde abril, que llevamos dos victorias en toda la Liga, y que los pericos están sólo un poco por delante de nosotros, y por tanto, son rivales para salvar el cuello a final de temporada.
Percibo que hay pocas ganas, o pocas fuerzas, para lo que viene, que va a ser lo más salvaje que hayamos vivido nunca como valencianistas, y eso me preocupa tanto o más que la situación del equipo.
Y está claro que sumando triunfos es como se empieza a creer, por supuesto, y que eso depende sólo de estos jugadores y de este entrenador, pero es que veo tal derrotismo a mi alrededor, tal sensación de que ya está todo perdido, que todo, como a cualquiera, se me hace un mundo.
Pero lo miremos como lo miremos y lo sintamos como los sintamos, lo de hoy es muy importante, pero mucho, no sé si llegamos a tener claro cuánto.