En el Valencia, por desgracia, todo empieza y acaba en Peter Lim
Lo bueno y lo malo, aunque siempre sale más rentable cebarse con la gente que está aquí, porque a esos los tenemos a mano
En Valencia no nos gusta, obvio, pero para todo dependemos de Peter Lim. Así lo hemos querido con nuestros actos desde hace muchos años, y aunque ahora todo el mundo se lava las manos y se dice aquello de “no hay que mirar al pasado”, como si esto valiera para algo, no se puede discutir.
Porque cuando vendes tu alma al diablo has de pagar un peaje, y en este caso ha sido el de tener un máximo accionista que ha primado todo menos el Valencia, que ahora mismo está en retirada, y que para ello nos hace cada año más pequeños, llevando al límite las opciones del equipo de poder seguir en Primera División.
Aquí hemos intentado fiscalizarle, que no hemos sido capaces de aglutinar el 5% de las acciones para ello, de imponerle una hoja de ruta con su dinero, de decirle cómo tenia que gestionar una empresa que es suya y ya no es nuestra, de decirle que lo “vamos a echar”, cuando eso es algo simplemente absurdo, y un sinfín de cosas más, que ya da igual enumerar.
Aunque mi favorito es que cuando hemos pretendido que nos venda el club, o incluso que nos lo ceda para gestionarlo nosotros. Y claro, a todas y cada una de estas cuestiones, a todas, la respuesta siempre ha sido la misma… el día que ha habido respuesta, porque muchas veces ni eso.
Todo pasa por él, repito, y decirlo no es que nos guste, es que es así. Y como la salida es la venta, lo normal es aplicar la lógica de “enemigo que huye, puente de plata”, porque si insistimos en hacerlo todo complicado, que es en lo que andamos, tendremos Lim para rato. Porque no creo que eso sea lo que se quiere, ¿no?