Seguimos sin entender la venta del Valencia

Si se quiere es algo muy sencillo, pero claro, hay que querer, y eso luego implica una serie de cuestiones que vienen muy mal

Toni Hernández | 20 NOV. 2024 | 00:02
Mestalla

Uno de los mayores traumas del Valencia moderno es que no entendemos el proceso de venta. Ni el de hace 10 años, en el que aún se pudo intentar hacer algo, y hubo presión social para que se lo quedara el que se le quedó, y mucho menos en el que viene, porque ahí vamos a pintar cuadros, y eso nos va a cabrear mucho más.

Porque encima hay inconscientes que alimentan aquello de “los vamos a echar” o “estaremos vigilando al siguiente máximo accionista”, como si eso fuera posible, como si alguien nos fuera a preguntar, como si de verdad tuviéramos el más mínimo en cualquiera de esas cuestiones.

No entendemos lo que nos pasó ni lo que nos pasa, porque nunca quisimos ser conscientes de que éramos una SAD, porque vendimos de forma alegra muchas acciones (por más que se insista en otro relato, eso pasó a nivel de pequeños y grandes.

Porque en caso no haberlo hecho jamás se habría dado una concentración de más del 51%), y ahora no nos entra en la cabeza que, con el alma vendida al diablo, podemos quejarnos todos los días, sólo faltaba, pero que eso no va a cambiar la situación real.

¿Alguien está diciendo que no hagamos nada? Que yo sepa, no, pero lo que me parece muy feo, pero mucho, es lanzar mensajes diciendo lo que se quiere oír, aún a sabiendas de que no se podrá hacer. Eso es muy grave, pero mucho.