Los pecados de una década para olvidar en el Valencia

Peter Lim cumplió ayer 10 años como máximo accionista del Valencia y lo hace desde la más absoluta lejanía. El asiático ha dejado caer al club y con ello también ha descapitalizado su propia inversión, el máximo accionista pide un precio demasiado elevado por sus acciones en un escenario que no invita a apostar por una entidad en clara decadencia. El gran pecado es sin duda haber dejado de creer en el proyecto deportivo, Peter Lim tan solo busca cuadrar cuentas y perder lo menos posible, es evidente que tiene en mente la venta pero mientras tanto el club sigue con su travesía por el desierto.

Tan solo hubo tres temporadas aceptables en lo deportivo, tres años de Champions y una copa como gran excepción de esta década. En medio una lista interminable de entrenadores con diferentes perfiles, ventas de los jugadores más destacados de la plantilla y fichajes ruinosos. 

De aquellos barros estos lodos, la política deportiva actual es de auténtica austeridad y el equipo se debate entre la primera y segunda división. Por último el estadio, un capítulo que ha empezado a cerrarse pero que lleva demasiados años de retraso, la guerra política salpicó a un Valencia cuya propiedad estiró el chicle lo máximo posible. La pesadilla dura ya diez años y la afición lamenta la que probablemente es la peor década de la historia del Valencia CF.