Valencia, Singapur, el entorno y la democracia
Lo primero, desear que el matrominio esté pronto en casa, y lo segundo, por la vida no se puede ir de determinadas formas

Opinar sobre la "gran noticia del entorno del Valencia" en los últimos días me parece peligroso. Y como no lo he hecho hasta ahora, seguiré siendo fiel a este pensamiento. Mi resumen es que un tipo maleducado (ha insultado a muchísima gente empezando por mí mismo) ha querido hacer lo que le ha dado la gana en un país que es poco menos que una dictadura con unas leyes que son marcianas, y encima le ha dado publicidad sin irse antes de allí.
La conclusión es el susto que se han llevado él y su mujer, y que se quede en eso, en susto. Todo lo que he leído y escuchado, y sino todo mucho, es para hacer un análisis con calma, pero con mucha calma, de cómo están las aguas, y cómo están algunas cabezas. Y me refiero a todos en general y a nadie en particular. El show ha sido dantesco, como cada cosa que pasa en el entorno de este club, y muy extremo, en exceso, cuando la realidad es bastante más simple.
Vas a un lugar con unas normas muy claras, que puedes conocer antes de ir, te ríes de ellas, te mofas, le das publicidad y te cogen por banda. Le habría pasado a cualquiera, pero le ha pasado a un chico que llevaba un cartel de Lim go home. Ni Lim es peor por esto ni sería mejor por no haber hecho nada. Lo que queda claro es que nos hemos montado todos una película que se parece muy poco a la realidad, y que no podemos alargarla un minuto más.