El entorno del Valencia tenemos que reflexionar
Nos estamos jugando muchas cosas, nosotros, y más allá de apretar a la propiedad, estar con el equipo es imprescindible

Cada vez le tenemos menos respeto al Valencia. Y no juguemos a poner el latiguillo del Valencia “de Peter Lim”, porque si ese señor es todo lo que es, que lo es, no es el Valencia ni aunque nazca mil veces. Pero es que no estamos respetando a la institución, para nada, y la excusa para hacerlo de forma impune es “eso no es el Valencia”. Pues claro que lo es, como lo ha sido desde el 18 de marzo de 1919, como lo fue el día que bajamos a Segunda, como lo será, a pesar de todos nosotros, toda la santa vida.
Estamos atizando a todo, a todos, ya da igual la excusa, el motivo, la razón, tenerla o tenerla. Aquí hemos juzgado y sentenciado al llamado local management, y son objeto de insultos de todos los colores, del entorno y de gran parte de la opinión pública. Aquí se cuestiona a las leyendas más grandes de la historia, se les vilipendia, y se ha llegado al punto de poner a Baraja en cuestión. Por el amor de Dios, a Rubén Baraja, que nos ha salvado de la mayor catástrofe en años y está haciendo poco menos que un milagro diario con mucha menos ayuda de la que se merece por parte de todos.
Es enfermizo, es asqueroso, es agotador. Y como valencianista que soy desde que me parió mi madre, y como seré hasta el día que me muera, exijo respeto para el Valencia, para la institución, para el club, para nuestros colores, para nuestro escudo. “Es que Lim no lo respete”. Es que Lim no es nadie, es el maldito máximo accionista, y no lo será siempre. Nosotros, sí. Y lo primero que deberíamos hacer es respetarnos entre nosotros, que no lo hacemos, porque se busca la guerra y la división, y así tener excusas para sacudirnos sin contemplaciones hasta dejarnos sin aliento. Hasta dejar sin aliento al Valencia, que es lo que no nos entra en la cabeza.
Podemos seguir insultando a la plantilla, diciendo que no tiene nivel, que son una banda o indignos de llevar esa camiseta. Podemos seguir negando la evidencia de que el futuro pasa por el Nuevo Mestalla, desde hace casi 20 años, y que no tenemos nada que hacer para cambiar algo que está más que claro desde hace todo ese tiempo. Podemos insultar a todo aquel que no piense de una forma determinada, y decir que cualquiera que no le dice perro judío al dueño es colaboracionista, está a sueldo o busca algo. Porque siempre hay que buscarle una razón a pensar, a nadie le entra en la cabeza que se pueda hacer libremente o por mera convicción.
Pero lo que no se puede consentir es la falta de respeto al Valencia, porque claro que esto es el Valencia, mi Valencia, nuestro Valencia. Algunos tienen el estómago muy “pijo”, que sólo admite las victorias y la gloria. Y no les apetece estar a las malas, porque eso cansa, porque no vamos a finales, porque eso nos frustra, nos cabrea, no hiere el orgullo con su fuera un cuchillo afilado. ¿Qué os pensáis, que el sentimiento es sólo vuestro? Es ignorancia y soberbia al mismo tiempo, y eso es una mezcla altamente peligrosa.
Cada uno que haga lo que le dé la gana, pero dejando que los demás hagan lo mismo. Yo lo tengo muy claro: iré a muerte con Baraja y su gente, sean los que sean, porque ellos son mi gente, mi equipo, y el futuro de mi club depende de ellos y de nadie más. Y les dará cariño, y aliento, y no consentiré que nadie les falte al respeto, porque eso es un pecado mortal, sea quien sea el que lo haga, lo diga como lo diga, lo diga donde lo diga. Y por supuesto que ayudaré a mi club en todo lo que pueda, como he hecho toda la santa vida, sin recibir un solo euro en mi vida. Porque mi pasión está por encima de todo, y eso no dejo que me lo toque nadie.