El fichaje de extremos para el Valencia, cuestión de supervivencia

El Valencia sin extremos es un equipo muerto. Le podemos dar muchas vueltas, pero es algo evidente, que ya vimos con claridad el año pasado, y que este verano estamos reiterando. Diego López en los Juegos Olímpicos, Fran Pérez KO casi toda la pretemporada, Canós vuelto a lesionar cuando parecía que se cogía, y sin un solo fichaje en una zona en la que todos sabíamos que reforzarse era poco menos que vital para poder respirar.

El Pipo lo intentó con Otorbi por un costado y Jesús Vázquez por otro, dejando los laterales a Foulquier y Thierry. El resultado fue que no fuimos profundos, porque no podemos serlo, y eso estranguló al juego de ataque del Valencia, que durante muchos minutos no existió. Y cuando falta tanto aire, al final lo acaban pagando todas las líneas, que se debilitan, que tienen más problemas para todo, y todo acaba siendo algo parecido a un desastre.

Luis Rioja debía estar aquí hace semanas, pero como no tenemos el OK del propietario para nada, pero para nada, algo que sería básico parece como firmar a una gran estrella del fútbol mundial. Mercado largo, apurar los tiempos, que el jugador aguante, que Castillejo se marche de una vez... Todo demasiado denso, demasiado farragoso, demasiado marciano para ser el Valencia. Y el gran drama es que no tenemos más remedio que seguir esperando.