“Peter Lim se tiene que ir del Valencia”, como concepto

“Para que se arreglen los problemas del Valencia, Lim se tiene que ir”. El sentimiento en el entorno es el que es, se le pregunta lo que se le pregunta, y la gente dice lo que dice. Tenemos una serie de problemas, algunos de ellos bastante graves, que se basan en una generación de expectativas que nada tiene que ver con la realidad.

“Echar a Lim” o que “se vaya Lim” son eslóganes, no pasan de ahí, y lo vemos de forma clara en el tiempo que se llevan lanzando a los cuatro vientos y el efecto que han causado en la mercantil. No, los problemas del Valencia no se arreglan con eso, porque cuando los falleros quemamos la falla del año en curso, ya tenemos contratado el artista del siguiente, y hasta un boceto de monumento.

Es decir, sin un plan claro para el día después, estamos mucho peor que con el de Singapur al mando, que nadie lo ponga en duda por muy mal que podamos estar ahora, que es obvio que bien no estamos. Pero en esa parte de la historia, que es tan esencial como la primera, no se quiere pensar, entre otras cosas porque vale dinero, mucho dinero, y aquí ya sabemos que las ganas de gastar del bolsillo propio no es que sean pocas, es que directamente no existen.

Y sin dinero no hay paraíso, por muy buenas que sean las intenciones o loables las iniciativas, que estamos en una SAD, por desgracia, una mercantil, que se compra y se vende con billetes de curso legal y no con buenas razones. Que se vaya Peter Lim es una parte del plan, sólo una, y quien haga por olvidar la segunda, habrá que preguntarle las razones por las que lo hace, que puede ser divertido saberlas.