El peligro de esconder la realidad del Valencia

El valencianismo se debate entre una ligera tranquilidad (la que da no estar con el agua al cuello como el pasado año) y el escepticismo. El equipo ha rendido por encima de lo esperado, las perspectivas impuestas por el club eran tan poco ambiciosas que a poco que se hicieran las cosas bien se cumpliría el objetivo mínimo. Baraja ha cumplido con creces, ha sacado oro de una plantilla cargada de jóvenes pero también ha jugado en exceso con el discurso conformista.

Hay varias razones que han provocado el bajón de resultados. La primera es la endeblez de la plantilla, sin recambios de calidad la falta de fuerzas se ha notado demasiado. Por otro lado las lesiones han lastrado al Valencia, ausencias muy importantes que descendieron la calidad del equipo y a las que hay que sumar la falta de refuerzos en invierno más allá de la incorporación de Peter Federico.

Se prepara una protesta el próximo fin de semana, un nuevo vaciado de Mestalla. No sabemos hasta qué punto será efectiva para algo pero teniendo en cuenta los precedentes no se puede esperar ninguna revolución. No obstante, los aficionados tienen todo el derecho a exigir y a protestar, desde el club se esconden detrás de una relativa normalidad pero el futuro es muy preocupante. Posibles ventas de los mejores jugadores, otro año sin Europa y la apariencia de que no existen demasiadas ganas de apostar de verdad por la parcela deportiva.