La obsesión con vaciar Mestalla como protesta
La idea de dejar el campo sin gente, que nunca se conseguirá de forma unánime, es algo a lo que quizá habría que dar una vuelta
Libertad VCF quiere vaciar Mestalla el día del Girona. Lo aprobaron en su junta la semana pasada, y como siempre, dicen actuar en nombre de todo el valencianismo. No voy a entrar en detalles ni en guerras, porque no dan nada, generan mala sangre y al final parece que haya un enfrentamiento cuando lo que realmente existe son distintas visiones de la misma realidad.
Pero lo de dejar el campo sin gente, otra vez, es algo que no he compartido nunca, que no me ha convencido nunca, y que no voy a secundar nunca, siempre, por supuesto, desde mi libertad para elegir lo que hago y dejo de hacer como valencianista.
Porque quizá soy de la vieja escuela, de los que aún se siente impresionado con un estadio lleno y encabronado contra el palco como si no hubiera un mañana, por unas gradas llenas de pañuelos blancos, o carteles amarillos, tanto da, mucho más que de unas butacas semi vacías, porque jamás se conseguirá unanimidad, y una guerra por decir cuántos miles hay fuera y cuántos cientos hay dentro.
Y no entro, que lo haremos, en los señalamientos a aquellos que no sigan el relato oficial. Esa imagen, insisto, para mí, no es impactante, ya no, porque no es nueva, porque es más de lo mismo, porque el efecto conseguido hasta la fecha es nulo, y porque las protestas, además de ser ruidosas, tienen que ser efectivas, la acción debe tener reacción, y eso no ha pasado en absoluto.
¿Protestar? Pues claro, faltaría más, que este Valencia no está a la altura de su historia aunque haya que ponerse en pie ante Baraja y los nanos. ¿Vaciar al campo? No es lo que yo haré, aunque, por supuesto, aplaudiré y respetaré lo que haga cada uno, faltaría más.