Cuando hay buenas personas y buenos jugadores, el Valencia es gigante

El Valencia del Doblete no fue ninguna casualidad, sino un compendio maravilloso de cosas, en el que el factor humano fu lio absolutamente determinante. Muchos de ellos eran amigos entonces y lo son ahora. Incluso con los grupos que existían, que no pasa nada, que es normal, y que ocurre siempre.

Se juntaron buenas personas, alguno un poco subido en aquel entonces, pero siempre hay pecados de juventud, los hemos cometido todos. Y esa química, que muchas veces era algo meramente profesional basado en el respeto, fue otro de los factores esenciales para poder pelear con los mejores de entonces, de España y de Europa, y de ganarles, que es por lo que pasaron de grandes a eternos.

Soy amigo de varios de ellos, y salvo en un casos muy aislados, tengo buena relación con todos. Y creo que es algo que podemos decir la gran mayoría de periodistas de aquella época, en la que se discutía, vaya que si se discutía, y no por las redes, sino cara a cara, con lo que eso conllevaba en algunos casos.

De hecho, creo que si los que no tenemos una relación tan fluida habláramos hoy en día, todo sería mucho más normal. Rafa Benítez los hizo normales, los hizo un equipo, los hizo creer, y si eso no parte de una gran humildad y de unas enormes ganas de ser mejores, es casi imposible de conseguir lo que se consiguió.

Las cosas que pasan no son casualidad, casi nunca lo son, y en este caso me atrevo a decir que son causalidad, muy salvaje, porque hablamos de un Doblete, pero totalmente causadas por los aspectos que nos rodeaban en aquellos momentos.