La locura maravillosa de Mestalla
En plena Semana Santa, lloviendo, y las gradas volvieron a estar llenas a tope, lo que significa muchas cosas, y todas son buenas
El sentido de pertenencia de la afición del Valencia es el vínculo inquebrantable. Se ha puesto en duda en otros momentos, todo a cuenta de la guerra que se tiene contra el dueño, que es más que legítima, pero que no se puede mezclar con otras cuestiones que están muy por encima de cualquier situación puntual que se pueda dar, por muy dura que sea.
Lo ocurrido el curso anterior fue algo muy importante, porque fue la conexión de una nueva generación, a la que le va a tocar sufrir (como a otros nos tocó hace muchos años), y eso ha hecho que sean del Valencia por encima casi de cualquier cosa. Y el resultado está siendo que no hay pases, que la gente no se pierde un partido y que el rival, el día o el tiempo son cuestiones menores, porque lo importante es que juegan los nuestros, nada más.
Eso es tan grande, y tan difícil al mismo tiempo, que da muchísima rabia que Peter Lim, o Kiat, o quien sea de Meriton que tiene que tomar deciciones, no vea el potencial social que se tiene, más allá de que el objetivo sea la venta en el corto plazo de tiempo. Pero es que eso es un activo del club, que hace incluso que valga mucho más, y por eso hay que cuidarlo de una forma exquisita, máxima y absoluta, como el compromiso que tiene esta afición.