Gestionar las emociones en el Valencia de hoy
Cuando se es joven todo es más absoluto, y se relativiza poco, y cuando hablamos de futbolistas es exactamente lo mismo
Cuesta mucho gestionar las emociones en el Valencia. Ha costado siempre, no lo vamos a negar, pero en los tiempos que nos ha tocado vivir, con este contexto tan marciano, pero ahora es mucho más complejo. La necesidad de dejar atrás este época oscura es latente, porque no le gusta a nadie, y el equipo de Baraja, cuando nadie lo esperaba, nos ha ido dando alas, teniendo su punto culminante, al menos hasta ahora, después de ganar en Cádiz y antes del partido de Copa ante el Celta en Mestalla, por ejemplo.
Igual que en agosto se daba al equipo por candidato firme al descenso, se daba por hecho que ese día se pasaba ante los de Benítez, y se hacían cábalas sobre lo que podía ser este torneo hasta la gran final. La derrota desató todo lo que desató, y el partido del Athletic, lo mismo, aunque todo estaba concertado en el torneo del KO, y lo que era un subidón como hacía tiempo, se convirtió en un bajón de época, con lo que suelen conllevar este tipo de sensaciones, incluyendo faltas de desprecio y algunas burradas totalmente fuera de tono y que eran absolutamente prescindibles.
La mala educación es absolutamente criticable, y sin duda despreciable, pero lo que tiene complicado es análisis es lo demás, es esa montaña rusa de sensaciones dentro de una amargura muy dura de llevar. Ya llevamos casi 5 años de peregrinaje por el desierto, cada vez en peores condiciones, y por eso, porque somos una afición que quiere sonreír, en cuanto podemos hacerlo, en cuanto hay un mínimo para poder hacerlo, lo hacemos sin freno. Intentemos reconducir todo hacia el apoyo a estos chavales y que sigan creciendo, porque si lo hacen, y juntos, podemos tener grandes días otra vez.