¿De verdad pensamos que alguien va a comprar el Valencia estando así?

¿Alguien en su sano juicio va a comprar un Valencia en llamas? Y no, no hablo de la tensión social, que igual también se mira, sino de la parte mercantil, esa a la que nadie le hace caso, pero es que lo único que tiene valor más allá de los sentimientos que tengamos cada uno. Resulta de todo punto absurdo pensar que un fondo, o un inversor privado, va a venir a Valencia a dejarse varios cientos de millones de euros sin que haya un convenció firmado, un estadio en marcha, una seguridad jurídica…

“Que comete primero y luego ya lo hablamos”. Debo pensar que esto lo decimos en serio, porque pensamos que es posible, porque consideramos normal que venga alguien a dejarse ingentes cantidades de dinero en una ciudad que no conoce de nada, con la promesa de unas personas a las que tampoco conoce de nada.

Es que supera lo surrealista, porque algunas de las personas que defienden tal barbaridad, no las admitiría en su día a día cotidiano, en su empresa, en su mundo laboral. “Es que eso es ayudar a Peter Lim”. El otro mantra…

Mi padre tenía muchas frases para describir la vida, y una de ellas le viene al pelo para definir la situación que tenemos delante: “más vale perder que más perder”. Porque encima, el Valencia no pierde, gana un convenio con ventajas urbanísticas y un estadio para poder facturar más. El Valencia, no Lim, que mezclarlo está muy de moda pero no es así. Y lo peor es que muchos lo saben y lo siguen haciendo a pesar de ello.