La ambición del Valencia

El Valencia de Baraja es un equipo ambicioso. ¿Que hay quien piensa lo contrario? Me parece bien, para eso estamos en un país que se supone que es libre, faltaría más. Cada uno tiene sus razones, las expone, y simplemente cree en lo que dice,  ser posible, respetando el criterio de los demás, que también tendrán su verdad. El partido de Copa en Cartagena no tengo claro si lo ganamos o lo perdimos, porque debe ser la primera vez en la historia de este club que pasamos una ronda de este torneo, ante un rival de inferior categoría, jugando bastante mal.

Yo no tengo que tener memoria ni haber vivido episodios muy heavys con el mejor Valencia de todos los tiempos, por poner un ejemplo extremo. Este equipo quiere llegar lejos en la Copa, pues claro que quiere, y si puede ganarse, mejor. ¿Por cómo se jugó el domingo significa que no? ¿De verdad? Un martes somos la pera limonera y cinco días más tarde un grupo de amigos que se pone camisetas iguales?

La ambición se demuestra en muchas cosas, lo mismo que en el sentido común que le dio Baraja a muchas decisiones que tomó en Cartagena. Hubo varios titulares que no lo son habitualmente, porque necesitan, y otros que sí que tuvieron que descansar, porque nuestra vida se juega en la Liga. Y con todo y con eso acabamos el partido con Mosquera, Thierry, Gayà. Canós, Hugo Duro, Yaremchuk… muchos de ellos, sino todos, de la partida en Cádiz el fin de semana.

Confundir acierto con ambición es fácil, igual hasta demasiado, porque hay una delgada linea que separa ambos conceptos, pero si sabemos que es un error, permisible, no lo convirtamos en un forma de funcionar en el día a día, porque eso no ayuda a nadie. Y Baraja es el primero que lo sabe, que fue el que dijo eso de “no podemos permitirnos este tipo de lujos”.