Un Valencia práctico gana y sigue vivo en la Copa del Rey

Un Valencia de Copa del Rey cargado de niños y de suplentes, y hasta con el riesgo de tener problemas para poder contar con 7 jugadores profesionales sobre el terreno de juego. Algunos jugadores teniendo minutos para ponerse a tono, unos aprovechándolos mejor que otros, pero lo cierto es que, más allá de la piel sensible que todos podamos tener ante determinados partidos, un once decente, unos cambios decentes, y en absoluto menosprecio a un trofeo que es muy importante para el club y para el entrenador, tal y como dijo el propio Baraja.

Una primera parte con muy poca cosa destacable. Con una mayor calidad nuestra, a la que le faltó tino, como en un disparo a la contra de Canós que se fue el palo, y con demasiados nervios e imprecisiones por parte de Foulquier, que durante varios minutos daba la sensación de estar mucho más fuera que dentro. El gol de Pablo Gozálbez al filo del descanso nos vino muy bien a todos, al chico y al equipo, porque no pasaban grandes cosas, estos partidos hay que sacarlos así.

La segunda parte andaba con cambios, metiendo más gente "veterana", y con un inspirado Fran Pérez que le pegaba con toda el alma al palo cuando se cantaba el segundo. En medio de muchos minutos insulsos mirábamos a Yaremchuk, que debe ser ahora nuestro hombre gol ante la ausencia de Duro, y veíamos de forma clara que andaba perdido, buscando a ese gran jugador que fue cuando firmó por el Brujas hace ahora algo más de un año.

El tramo final de partido no fue bueno, para nada, porque el equipo anduvo guardando el resultado y olvidando atacar, llegar con gente al campo contrario. Quizá demasiada gente haciendo la guerra pos su cuenta, muchas ganas de lucirse haciendo cosas complicadas cuando lo más vistoso es hacerlo fácil... Cuando se puso algo de calidad, y después del tercer balón al palo del equipo, Diego López hacía el 0-2 después de una gran asistencia de Gozálbez. La Copa sigue viva, y hay que disfrutarla.