Crispación entendible y realidades paralelas en el valencianismo
Opinión/ La situación del Valencia ha provocado una crispación en el entorno que evidentemente se acentúa en las redes sociales

El Valencia CF está en una situación muy comprometida, con una plantilla debilitada y un entrenador que reclama fichajes, la propiedad sigue muy alejada del sentimiento de los aficionados y se mantiene firme en una política deportiva que cada año hace más pequeño al equipo. Pero el escenario es mucho más complejo y evidentemente el rumbo del club en el apartado societario no va a cambiar por mucho que se produzcan movilizaciones; a estas alturas ya deberíamos haberlo entendido visto el resultado.
Las protestas en Mestalla son legítimas y necesarias dentro de unos mínimos cívicos, no se puede admitir ver a un Valencia navegando en zona de nadie y el aficionado tiene razones para estar indignado. No son admisibles los insultos y señalamientos, algo demasiado habitual en los últimos años con las redes sociales como principal emisor. La afición nunca falla y ha respondido en la campaña de abonos con una nueva muestra de fidelidad y compromiso. Algunos han tachado a los socios que decidieron renovar su abono como cómplices y colaboracionistas de Meriton; disparo equivocado y una lección de intolerancia absoluta dirigida a quienes tienen una visión distinta.
El mundo del fútbol ha cambiado y al Valencia le ha tocado lidiar con unos gestores que demostraron su incapacidad para manejar el club y sacaron a la luz una grave insensibilidad con los aficionados, en esto estamos todos de acuerdo. A partir de ahí lo ideal sería buscar soluciones reales (que no van a pasar ni por los políticos ni por los bancos), apoyar al equipo en la medida de lo posible para remar e intentar evitar un desastre mayor (aquellos que creen que lo que pase en el verde ya no importa no opinan igual), y por encima de todo respetar las distintas sensibilidades de un sentimiento que ni empieza ni termina en las redes sociales. Los señalamientos e insultos no deberían tener cabida dentro del valencianismo ni de la sociedad.