De nuevo, el partido más importante para el Valencia del Siglo XXI

Y el Valencia vuelve a jugar el partido más importante del Siglo XXI. Sí, esto es así, y como se nos ocurra bajar el pistón, ya sabemos que nos va a pasar un camión por encima. No hemos hecho nada, no hemos conseguido nada y no hemos cerrado nada, con lo que seguimos igualmente con el agua al cuello, aunque ahora podamos respirar un poco mejor.

Hasta que se consigue la salvación matemática, cada partido es la vida, y no hablo de finales ni nada por el estilo, sino de todo lo que hay en juego en cada duelo, en cada detalle. Incluso en cada punto, que tendemos mucho a menospreciar el hecho de sumar, y cuando las distancias son tan cortas, cualquier botín es oro, que a nadie se le olvide.

Como hemos dicho muchas veces desde hace semanas, el rival es importante, pero no es lo más importante, ya que al final todo pasa por nosotros, por nuestro nivel de acierto, de implicación y de entrega. Tenemos un grupo de jugadores que es capaz de lo mejor y de lo peor, pero no por falta de actitud, como muchas veces se les achaca, sino porque son tan jóvenes y están tan tiernos para tantas cosas, que poco menos que tenemos una ruleta rusa permanente delante de nosotros.

Por eso hay que generar, siempre, un clima de concentración y responsabilidad máxima. Por eso los veteranos no deben sonreír nunca, y estar siempre cabreados, porque eso impone dentro de un vestuario. Por eso es esencial que se vea a valencianistas en la grada, dispuestos a hacer sacrificios para apoyar a su equipo donde sea y como sea. Cada partido, hasta la maldita salvación, es el más importante que hemos jugado nunca, porque debemos tener muy claro lo que nos estamos jugando. Todos, sin excepción. ¿Que esto desgasta? Y quita años de vida, pero es lo que hay y no se puede afrontar de otro modo.