La palabra "cómplice" en el entorno del Valencia y todas sus miserias

En el entorno del Valencia se tiene mucho en la boca la palabra “cómplice”, y se usa sin ningún tipo de miramiento. Y no sólo entre los aficionados, que podría tener un pase, sino que ya es algo habitual en la opinión pública, lo que resulta mucho más peligroso y nocivo. Hemos pasado de señalar a todo el mundo como comprado, o mamador, o merotiner, o cualquiera de las gilipolleces que se escuchan, a cómplice, pasando por una de las mayores barbaridades que se han dicho, por sus implicaciones históricas, si es que se tiene un mínimo de conocimientos: colaboracionista.

A mí también me lo llaman, lo que no tengo claro es la razón, porque en 2013 y 2014, cuando se da todo lo que desemboca en la venta del Valencia, era presidente de Huracán, y me llevaba a matar con Amadeo Salvo, que en aquel entonces era poco menos que un ser intocable. Supongo que en aquellos días había decenas de miles de cómplices y colaboracionistas, siguiendo la estupidez de la que estoy hablando, y que todo llegó a un clímax brutal el día que Lim vino por primera vez a Mestalla, con aquel tifo de la vergüenza. ¿O es que esos carteles, al igual que las tarjetas verdes de las votaciones en el campo, los levantaban robots?

Existe el veletismo, el oportunismo, el ventajismo y el revanchismo, pero eso de cómplices… ¿cómplices de qué? No entro ya en esos matones de redes sociales que amenazan con barbaridades, porque mientras no haya que poner nombre real y DNI seguirá pasado, porque al que lo hace y se pasa de la raya, ya le están llegando denuncias, como es lógico. No, así no arreglamos el Valencia, aunque dudo mucho que el objetivo de los que usan este tipo de expresiones sea arreglarlo y no coger una buena posición de cara al futuro, que hay quien se piensa que ha inventado la rueda y usa métodos que son más viejos que andar.