Los buenos del Valencia tienen que dar un pase adelante, o dos

Cuando las cosas van mal, los buenos del equipo deben pedir el balón y resolver. En el Valencia 22/23, que arranca la segunda vuelta un punto por encima del descenso, este concepto básico toma una relevancia enorme. Primero porque no andamos sobrados de jugadores diferenciales. Segundo porque todos tienen que estar siempre en su mejor versión, o la más cercana a ella.

Y tercero porque, en algún caso, están cedidos y eso puede suponer alguna duda sobre su nivel de implicación en caso de que el rancho empiece a arder en llamas de verdad. Decir que somos una banda es tan absurdo como afirmar que había equipo para entrar en Europa sin los fichajes que todos sabíamos y que nunca llegaron. Pero como el fútbol son estados de ánimos, ahora mismo estamos con la flecha para abajo de un modo preocupante, y de esa situación nos han de sacar los buenos, porque el fútbol es así.

Mamardashvili tiene que crecer más rápido, porque no hay más remedio. Diakhaby ha de ejercer de jefe de la defensa de un equipo por el que acaba de renovar. Gayà ha de estar en ese punto óptimo que hace que no necesite nadie más en su banda para atacar y defender. Almeida debe madurar también a toda velocidad, lo mismo que Guillamón, que es mucho mejor jugador de lo que estamos viendo. Castillejo y Lino han de ser diferenciales de nuevo, porque pueden serlo.

Cavani ha de ser gol, y que dé victorias, que hasta ahora parece gafado. Y tipos como Thierry, Cömert, Yunus, Duro, Lato, Marcos André… deben apretar los dientes y aprovechar al 100% los minutos que vayan a tener. Y Paulista, querido Gabriel, tú debes ser el padre de todos. Pero no el padre desastre, sino el ejemplo a seguir.