Una montaña rusa llamada Valencia CF

Todo es bueno o malo en función de pocos segundos y menos vairables, y pasamos del todo a la nada con una facilidad pasmosa

Toni Hernández | 11 ENE. 2023 | 00:05
Mestalla

Ser del Valencia es lo más parecido a montarte en la mayor montaña rusa del mundo. Todo son subidas y bajadas trepidantes, que te dejan sin respiración, que te congelan la sangre, y que hacen que ser de nuestro equipo sea poco menos que un oficio de alto riesgo. Cuando le ganamos al Betis, antes del parón por el Mundial, la pinta era que todo debía ir bien, que con fichajes íbamos a ser mucho mejores.

Las semanas de pretemporada, a pesar de los partidos amistosos, la sensación era que Europa debía ser un objetivo real más allá de una obligación motivada por el peso de la camiseta. Los gestos y los hechos del club, dentro y fuera, parecía que invitaban a ser optimistas, que las voces críticas bajaban el tono de alguna forma, porque aunque piensen lo que piensan, no me cabe duda de que quieren lo mejor para este club, que es el de todos.

Pero dos partidos malos, sobre todo el segundo, dos lesiones, declaraciones hablando de forma sincera, y ver la clasificación, ha hecho que todo eso vuelve por los aires, que vuelvan los señalamientos y los apocalipsis, que son tan extremos como pedir entrar en la Liga de Campeones como objetivo incuestionable.

No somos capaces de analizar las cosas como vienen, sin que sea el fin del mundo o la octava maravilla, porque vivimos en una montaña rusa permanente, gigante, interminable. No me gusta vivir así, por muy acostumbrados que estemos a estas cosas desde que tenemos uso de razón. Aunque tengo claro que esto no va a terminar jamás, ni cuando se vaya Peter Lim ni si volvemos a ganar otro Doblete. Porque nos gusta este ritmo de vida, no hay más.