El Valencia pierde y va directo a la mediocridad

Lo más duro de la noche fue el fallecimiento de un aficionado valencianista de 53 años antes de que diese comienzo el choque

Toni Hernández | 06 ENE. 2023 | 22:49
Valencia CF

El Valencia - Cádiz era Europa o la mediocridad, y eso lo sabíamos todos, empezando por Gattuso. El italiano, aunque en Copa hizo un cambio de sistema, siguió con su 4-3-3 de todo el año. Los primeros minutos fueron de tanteo, y con algún error de esos que comete el equipo que te ponen el corazón en un puño sin necesidad. Y en esas, una jugada enorme de Rubén Sobrino, que corrió 40 metros casi sin oposición, terminaba en un pase de la muerte a Alcaraz que marcaba el 0-1 en el minuto 8. Otro desastre atrás.

El equipo andaba perdido, sin intensidad y sin claridad, y debía pasar algo que nos metiera dentro, porque pasado el primer cuarto de hora, no había forma. Y en el 17 casi nos terminan de sacar, porque otro error atrás acababa en contra cadista, remate de nuevo de Alcaraz, pero esta vez se marchaba fuera. Con más corazón que fútbol se vivía en campo rival, pero sin ocasiones claras. A 10 minutos del final del primer periodo, el equipo era nulo, se estaba marcando el peor encuentro de la temporada, y no había forma de estar como el entrenador pretende. Con 0-1, Mestalla cabreado y el susto porque casi se da un penalti en la última jugada, se iba el partido al descanso.

La segunda parte, como no podía ser de otro modo, empezaba con cambios por parte del Valencia. Entraban al campo Almeida y Kluivert y se quedaban en la caseta Guillamón e Ilaix, que habían estado especialmente mal. El inicio ya fue otro, porque superarse no era complicado, aunque el problema era que había que remontar. Tampoco había continuidad, y así era imposible con un Cádiz muy bien plantado. En el 55, como si no nos pasara bastante, Castillejo se marchaba del campo lesionado en una mano, y entraba Hugo Duro. Pasada la hora de juego, ni un solo tiro a puerta por parte de los locales, y así, lógicamente, imposible.

En el 67, la más clara del partido con un zurdazo de Gayà que se cantaba como gol, pero la sacaba Ledesma. Aunque sin nada claro, lo cierto es que el equipo rondaba el empate, más por sensación que otra cosa, pero a veces eso también vale. Llegando al último cuarto de hora de partido no había más remedio que ir a tumba abierta. En el 81, un mal Thierry Rendall se marchaba dejando su sitio a Foulquier. Ni había centros ni ocasiones, ni nada parecido para conseguir un tanto. Nada hasta el final, partido lamentable, imagen aún peor, y muchos miedos y dudas para el futuro.