Del Valencia y de José Luis Gayà más que nunca
El capitán volvió a jugar, con el Mundial aún en marcha, y con la sensación de que algo muy grande le debe estar esperando
La temporada de José Luis Gayà en el Valencia y "el fútbol le debe" es algo que tiene que estar totalmente disociado, porque este deporte salvaje no le debe nada a nadie, y es tan criminal como generoso, porque te lo da todo y te lo quita todo sin dar ninguna explicación. Al fútbol sólo puedes darle trabajo, tiempo y paciencia, y si lo haces todo bien y no hay ningún problema, que es algo siempre complicado, es posible que tengas alguna alegría, porque lo normal en este deporte, como en la vida, es perder muchas más veces de las que ganas.
Jose volvió a jugar este viernes, aunque lleva entrenando muy bien varios días, y en ningún momento se ha resentido de nada en el tobillo, ese que le mandó a casa de forma anticipada porque Luis Enrique empezó a cometer errores de una manera poco explicable más allá de conspiraciones raras que prefiero no hacer. Al verle, todos sentimos alegría, y rabia, claro, pero creo que la sensación general, o al menos la mía, es que con el trabajo, esfuerzo, sacrificio, y por qué no decirlo, putadas a la espalda, algo bueno le debe estar esperando.
Que se lo merece nadie lo discute, como le pasa a otros muchos, que a esto juegan cientos de miles. Pero yo hablo de algo global, de conjunto, de eso que prima en las decisiones deportivas de Gayà, ese club llamado Valencia CF. No sé qué pasará de aquí y hasta el final de esta campaña, porque de momento no soy adivino, pero sí que soy algo más concreta y mandado: un señor mayor que lleva vistas muchas cosas en este santo y maldito deporte. Hay veces que tienes sensaciones distintas, que hueles algo distinto que no entiendes, pero que te es familiar, y con Gayà me está pasando. Creo que hay algo gigante esperando, y que lo vamos a disfrutar.