Luis Enrique, la explicación de "lo de Gayà" y "lo que quieren en Valencia"
Cundo tratas de justificar lo que no tiene justificación, pasa que sólo consigues aumentar el cabreo de los que ya estaban cabreados
Cuando haces algo que no tiene explicación, el problema es explicarlo. Que Luis Enrique iría al trapo cuando le preguntaran por José Luis Gayà lo tenía claro, porque va con su personalidad, y confieso que es un tipo que me gusta aunque haya hecho una canallada al capitán de mi equipo. Son dos cosas compatibles. “Ha tenido muy mala suerte José Luis Gayà. Es la única posición que no puedo esperar. Si le llega a pasar a un lateral derecho, a un pivote o a un central, estaría convocado aquí. Le esperaría hasta el último partido”.
Sinceramente, a estas alturas, da un poco lo mismo, porque el mal ya está hecho y no tiene vuelta, pero estas explicaciones es que no se sostienen, porque resulta que esa es justamente la única posición que no puede esperar… vaya por Dios. Y se agradece que al menos lo explique con argumentos futbolísticos, que luego te puedes creer más o menos, pero al menos los da.
"Es la única posición en la que no puedo esperar a nadie. No hay nadie que se pueda adaptar a lo que tiene que hacer un lateral izquierdo. Nosotros necesitamos un lateral izquierdo que defienda, que pueda hacer de extremo en algunos momentos, que ataque la profundidad, que tenga un perfil ofensivo y defensivo potente”. Me sigue pareciendo todo muy raro, pero lo que no voy a ponerme a discutir es un criterio, porque el que vale es el del que está expuesto, y ese es Luis Enrique.
Pero luego le sobre la post data, que siempre deja, a todos. "Imagina que hago lo que quieren desde Valencia, Alba se tuerce un tobillo y empezamos el Mundial sin dos laterales izquierdos”. Desde Valencia, seleccionador, no queremos nada que no sea justo, normal y que se atenga a las reglas no escritas del fútbol, que tú conoces muy bien. Podrías haber esperado, podrías haber hecho otra convocatoria, pero lo único cierto es que las dudas las ha pagado Gayà y un maldito esguince leve de tobillo.