La exigencia a la plantilla del Valencia, un debate que vuelve a escena

Opinion/ La situación de la entidad ha provocado que la exigencia a los jugadores y entrenadores haya descendido, es algo inevitable pero no todo lo que ocurría en el pasado era positivo

Jose Hernández | 25 OCT. 2022 | 08:55
Pañolada en Mestalla

"En otras épocas Mestalla habría despedido a los jugadores y el técnico con una gran pañolada tras estos resultados", frases similares se podían leer en redes tras la derrota ante el Mallorca, y lo cierto es que no les faltaba razón a aquellos que las llevaban al debate. Es una realidad que constata que la grada de Mestalla es mucho más suave con los suyos que en anteriores épocas, pero en este caso no es culpa de unos aficionados que pese a que el Valencia no da alegrías siguen acudiendo en masa al estadio. El odio y los reproches se han trasladado hacia la propiedad, los principales responsables de que el club siga navegando fuera de las competiciones europeas.

El problema es que pese a los esfuerzos y las protestas poco ha cambiado en la entidad, sobre todo si nos referimos a lo más importante y el poder de la propiedad. Esto ha llevado a una situación de frustración ya que no se atisba un giro importante ni un relevo, por supuesto la marcha de Peter Lim es imposible a día de hoy sin una alternativa económica que ahora no existe. Este caldo de cultivo ha provocado que la plantilla sea la pata del eslabón menos acusada al contrario que en otras épocas, en menor medida el entrenador pero existen voces muy críticas con Gattuso y su especial relación con Mendes y Lim.

Pese a todo y en el fondo de este debate, tampoco deberíamos mirar con nostalgia algunas de las escenas que se veían en Mestalla hace años. La exigencia es necesaria y siempre fue importante para hacer que los jugadores lo dieran todo, pero hubo ocasiones en las que jugar en Mestalla representaba un auténtico problema y agobio cuando las cosas no iban bien. No hablemos ya de lo que tuvieron que sufrir algunos entrenadores en momentos de debilidad. Cada etapa tiene sus circunstancias y hay que recuperar la ambición y exigencia, pero tampoco perder un cierto grado de madurez al que costó mucho trabajo llegar en la grada de Mestalla.