Cuando el entorno del Valencia es feliz, sin peros

Hay que disfrutar de las cosas, estar unidos, y dar rienda suelta a una ilusión que no entiende de otras cosas

Toni Hernández | 09 OCT. 2022 | 00:05
Afición Valencia CF

Ilusión en el Valencia por encima de guerras: disfrutemos. El viernes había acto fallero ineludible, la proclamación de Celia Fuster Pallarés como fallera mayor de Conde Salvatierra, y aunque su familia es más valencianista que el murciélago del escudo, no se pudo prever que nos pusieran justo un partido ese día... Móviles a toda pastilla, twitter echando humo, y sobre todo, caras de felicidad sinceras como hacía tiempo que no veía en todos nosotros. Y eso es algo general, que nos pasa a todos, y se ve en todos los pequeños detalles.

Lo dije después de la final de Copa: se notaba en el ambiente que estaba naciendo algo muy grande, que aquel partido, con todo lo que lo rodeó, podía ser uno de esos puntos de inflexión que hemos vivido a lo largo de nuestra historia tantas veces. Se notó en la campaña de abonos, se va a notar más aún en la de media temporada (intuyo que vamos a rondar los 40.000 otra vz), en las entradas que hay cada partido en Mestalla, en el ambiente que se vive en el valencianismo en general... Hay muchas cosas que pueden explicar todo esto, pero sólo existe un resumen.

El fútbol es ilusión, porque es así, y el aficionado del Valencia la tiene en máximos. Una nueva generación ya está tomando el relevo. Esa que tocó metal en 2019 y vivió la parte amarga en La Cartuja. Porque sin la derrota no se aprende, no se crece, no se arraigan los sentimientos, y de esas está forjado nuestro club durante más de 100 años. No hay peros, no hay debates, no hay nada que no sean ganas de ver al equipo, de apoyarle y de ayudarle, de disfrutar juntos el camino. No pasa siempre, eso lo debemos saber los más veteranos, y ser los primeros que lo digamos.