El Valencia y Paco Roig

Pudo compartir una mañana con él hace unos días, y además de ver la camiseta con la que Romario jugó el homenaje a Kempes, recordé lo grande que es

Toni Hernández | 08 OCT. 2022 | 09:06
Paco Roig

"Per un Valencia campeó". Si tienes de mi edad en adelante, o incluso unos pocos menos (1974), este eslogan no sólo lo has escuchado, sino que lo has entonado más de una vez. Paco Roig cambió el Valencia en un momento clave de la historia. En 1994, estábamos en un momento en el que el último título (1980) quedaba mucho más lejos que el descenso (1986), y toda una generación, la mía, vivía del recuerdo de haber sido una vez grandes. Para nosotros, jugar la UEFA, un par de eliminatorias, era poco menos que tocar el cielo. Y si le ganabas al Madrid y/o al Barcelona, había quien decía que el año estaba hecho.

No hace ni 30 años de eso, que alguno parece que se acaba de caer del árbol y piensa que la situación que vivimos ahora es nueva. Arturo Tuzón había agotado su tiempo, las sociedades anónimas, malditas por siempre, habían irrumpido, y en el valencianismo estábamos encendidos por la eliminación en la semifinales de Copa del Rey de 1993 contra el Zaragoza. Mestalla cantó un injusto "suelta los duros, Arturo suelta los duros", porque no se había hecho el fichaje de Romario, y don Arturo, al que le tendrá siempre una gran estima, se fue.

La historia es mucho más larga, con muchas más aristas, pero todo aquello derivó en la aparición del ciclón de Poble Nou. Con una filosofía inconformista y ganadora, pensando siempre en grande, lo cambió todo. El club dio un salto bestial en cuanto a socios, se fundaron peñas por todas partes, Mestalla se quedó pequeño de verdad... y aunque más tarde de lo previsto, acabó llegando Romario. 

Paco puso patas arriba un club que necesitaba eso. Tengo claro que quien le ha negado hasta hoy el pan y la sal lo seguirá haciendo, pero yo aquí, como en otros casos, no soy neutral. Es mi amigo, nos tenemos un cariño mutuo desde hace mucho (lo mismo que a su hijo Alfonso), y volver a verle siempre es una alegría. Sigue con la energía de siempre, con su discurso de siempre, con sus ganas de siempre. Con sus errores y sus aciertos, cuánto daría hoy un Paco Roig con 30 años menos. En todos los sentidos. Por cierto, él no lo vio, pero en 1999, con 16 jugadores de la plantilla firmados por él (Claudio López, Carboni, Angloma, Djukic o Milla entre ellos), jugando 11 de ellos la final de La Cartuja (la disputaron 14), lo que está claro es que sentó las bases. Pero sobre todo del inconformismo. Ese al que tanto se alude ahora.