Amargas lecturas sobre la posible venta de Carlos Soler

Carlos Soler cerró una larga temporada futbolística de manera feliz, fue titular y marcó con la selección española convirtiéndose en una de las sensaciones del triunfo ante República Checa. El jugador no quiso alimentar los rumores sobre su futuro y ya disfruta de las vacaciones mientras su nombre está en la mesa de todas las negociaciones valencianistas. Sería una sorpresa que finalmente se llegara a un acuerdo para su renovación, por lo que todo parece encaminado a una venta que podría ser por un precio de mercado bajo.

Esa es la teoría si analizamos la necesidad de vender que tiene el club y el contexto del mercado actual, algo similar a lo que ocurrió con Ferran pero en el caso de Soler sería todavía más doloroso. Al jugador le hubiera gustado seguir pero también es consciente de su valor y admite que ha cumplido un ciclo. Aunque sus cifras de goles han sido buenas (gracias a los lanzamientos de penalti), también puede quedar la sensación de que en estos años Soler no aportó al Valencia todo el fútbol que tiene en sus botas. Se vio a un Carlos Soler muy distinto con la absoluta o las categorías inferiores de la selección que en Mestalla, y es que nunca actuó en su posición ideal ni estuvo acompañado de jugadores que le ayudaran a sacar de verdad sus virtudes.

Ni pegado a banda ni como organizador marcó diferencias, alternó buenos encuentros con actuaciones decepcionantes y nunca se adaptó al 4-4-2 que en la mayoría de ocasiones utilizaron los técnicos del Valencia. La posible marcha de Soler dejaría un regusto amargo y la sensación de que no se aprovechó de verdad al canterano.