¿El Valencia no tiene más remedio que vender a Carlos Soler?

Ahora mismo la duda ya no parece ser si renovará, sino a qué equipo va a ir finalmente el canterano valencianista

Toni Hernández | 08 JUN. 2022 | 00:05
Carlos Soler

Qué debe hacer el Valencia y qué puede hacer Carlos Soler. Llegados a este punto, 8 de junio de 2022, a un año y 22 días de terminar su actual contrato, lo cierto es que la situación no puede ser peor para el club y tampoco más ventajosa para el jugador. Aquí todo el mundo ha jugado sus cartas, su partida, y todos los intereses son legítimos, porque no lo olvidemos, aquí cada uno barre para casa.

El Valencia ha intentado renovar a Soler en varias ocasiones, sabiendo que a nivel económico era muy complicado, y el jugador, que ya cobra un buen dinero desde 2019, no ha terminado de aceptar. Sabiendo además que el tiempo corría a su favor. Ahora mismo, o el club le vende este verano, y no puede ser demasiado exigente con un precio que no le van a pagar, o se pasa la temporada y se marcha gratis en 2023.

O tomamos la tremenda y lo dejamos un año de jugar, se pierde el Mundial y liamos una que no le interesa a nadie. Ningún equipo va a ofrecer más de 20 millones y algún % de una futura venta, porque saben que en 6 meses lo pueden firmar gratis, y nadie se gasta el dinero a lo loco porque sí… por más que nosotros nos cabreemos por ello. Existe la opción de arreglar las cosas, claro que sí, porque ni Soler se quiere ir mal ni el Valencia puede tratarlo como si fuera uno más.

Y ese punto de entendimiento pasa, salvo que algún equipo llegue y ponga al menos 30 millones encima de la mesa, por renovar su concreto, bajar la cláusula de rescisión y que el jugador puede presentar una oferta por un mínimo que la entidad de Mestalla puede ver con buenos ojos. El problema es que se necesita el dinero ahora, y no tengo claro hasta qué punto Peter Lim está por la labor de ganar tiempo con algún producto financiero que está a su alcance.

O más bien tengo claro que no tirará mano de él. No hay más solución que esa. Y ya adelanto que, pase lo que pase, Soler seguirá siendo un emblema y un símbolo valencianista, y que Meriton habrá gestionado los tiempos muy mal, como siempre. Pero todos han hecho su trabajo, aunque el problema siempre radica en que los intereses no son los mismos.