Las dudas sobre Carlos Soler en el Valencia son injustas, y en algún caso, perversas

No entenderé jamás las dudas que se tienen en el entorno del Valencia con Carlos Soler. Pero a todos los niveles. Su ejército de haters es grande, mucho más de lo que se pueda suponer, y eso me supera. Aunque lo que estamos viviendo este año, que ha tenido su máximo exponente en la final de la Copa del Rey, roza lo marciano. Cada uno siente las cosas a su modo, y las saca a su manera, y eso no significa más que eso. Se le ha llegado a recriminar que no lloró delante de la grada para afearle que no haya renovado aún. Me parece una salvajada de un nivel estratosférico, porque eso es no entender nada, y querer quemar la falla cada 5 minutos con la excusa que sea.

Soler jugó un partido duro el sábado contra el Betis, corrió durante 120 minutos, tuvo la ocasión del partido para poderlo ganar pero se la sacó el portero, marcó el primer penalti de la tanda, que siempre es la clave para empezar bien… pero ahora es que no lloró delante de la grada, y a eso alguno se agarra como si fuera la tabla de salvación no se sabe para qué. Sinceramente cuento con la renovación de Gayà, porque creo que es algo que está hecho, y que la que más ilusión me hace, por aquello de que parece mucho más difícil, es la de Carlos. Creo que va a ser que sí, y eso es algo que empecé a pensar hace algo más de un mes.

Tampoco sé nada más allá de intuir cosas, aunque alguna que otra charla hemos tenido el pasado fin de semana con gente que sí sabe del asunto. Y de verdad creo que está más cerca de quedarse que de irse. Ojalá y así sea, y cuando eso ocurra, que podamos terminar con esa campaña que hace que esté forma permanente auditado, censurado y vigilado como si hubiera hecho algo malo, lo que dista y mucho de la realidad, y no tiene por dónde cogerse. El Valencia necesita buenos jugadores, de casa y que entiendan dónde está. Soler es uno de ellos, y por eso no entiendo nada de lo que pasa con él. Nada.