La maravillosa historia de Mamardashvili en el Valencia

De ser un portero para el filial que llegaba como cedido, a titular en la final de la Copa y gran apuesta de futuro... en menos de un año

Toni Hernández | 21 ABR. 2022 | 00:02
Giorgi Mamardashvili

La historia de Giorgi Mamardashvili en el Valencia es algo digno de estudio, de contar y de poner como ejemplo. Algo que tiene muchos padres, porque el jugador no se presentó sólo en Paterna, alguien le vio algo, algún entrenador o técnico debió entender que tenía potencial para poder estar en un club como el nuestro, y sin duda, José Bordalás se la jugó con él cuando no era precisamente lo fácil. Y no hablo de cuando le empezó a poner al comienzo de la Liga, ya que los otros dos porteros estaban lesionados y tampoco había mucho más donde elegir (la sensación siempre ha sido que Rivero no contaba), y eso también hay que ponerlo en valor.

Si tienes todo el potencial del mundo pero nadie te da la confianza necesaria para poderlo mostrar, te vas a quedar donde estás. Y en ese sentido, el técnico alicantino tiene mucho que ver, ya que cuando han estado todos los cancerberos listos, su elección ha sido muy clara y contundente. Pero como digo, su historia es increíble. Hace unos meses era un perfecto desconocido para el gran público, y ahora, un 23 de abril de 2022, se puede convertir en parte de la historia del Valencia jugando como titular la final de la Copa del Rey.

Porque nadie se plantea que el equipo pueda salir sin su concurso en La Cartuja, y eso hay que marcarlo perfectamente para poder comprender, en toda su magnitud, la barbaridad que ha hecho el gigante georgiano en estos meses desde que empezó la campaña. Pensar que hemos fichado un portero de un potencial descomunal y que tiene por delante los próximos 15 años, por menos de un millón de euros. Ahora le falta ser el gran héroe de esta final, algo que todos estamos pensando de una forma u otra, porque también imaginamos un partido en el que va a tener que estar muy bien, no cometer errores y dar un rendimiento que ponga sus paradas al mismo nivel que los goles. Si para ganar tiene que ser así, que sea.