Sin respeto en el Valencia: así no vamos a ninguna parte

Se nos ha ido la cabeza en los últimos tiempos, y eso genera una peligrosa mezcla de miedo y asco que no nos podemos permitir

Toni Hernández | 26 MAR. 2022 | 00:01
Mestalla

En el Valencia se ha perdido el respeto. En una parte del entorno al menos, y eso es muy triste, muy doloroso, muy absurdo. No se puede pensar de forma libre, sino de una muy concreta, y si no sigues esos preceptos como si esto fuera una secta, eres un colaboracionista. Para todos aquellos que usan esta palabra de forma alegre y desenfadada, recordarles que fue usada hace muchos años, y le costó la vida a miles de personas en España y sobre todo en Europa, y muchas veces de forma injusta. Hay términos con los que tendríamos que tener mucho más cuidado, pero se debe conocer la historia para poderlo saber.

En cualquier caso y viviendo al tema principal, cada vez da más asco todo, y eso es mucho peor que una mala gestión de Peter Lim o de quien sea, que lo vayamos teniendo claro. Cuando no puedes sentir tu club como a ti te da la gana y sólo como algunos te obligan, en ese momento te alejas de forma poco menos que automática, sin apenas darte cuenta, porque te han echado a patadas de casa, y eso es la peor sensación que se puede tener. Todo se ha ido de madre, pero a límites que no se habían conocido jamás. Las redes sociales han hecho de peligroso potenciador de este tipo de conductas, y aunque gracias a Dios la vida real sigue estando en la calle, el ambiente que se genera es vomitivo.

Vienen días y semanas de mucha tensión, porque se ha generado el caldo de cultivo para ello, y tengo claro que si no insultas y sigues a la masa te van a aplastar como si fueras una colilla. Pero conmigo, y sé que con muchos más, tienen un problema: a mis casi 48 años no hay hijo de madre que me diga cómo tengo que vivir el Valencia, porque forma parte de mi vida, es el legado de mi padre y si yo consintiera que me arrebataran esa libertad, le dejaron un club de mierda a mi hija. Todos tenemos derechos a hablar, que nadie se olvide.